Evaristo Villar es un cura "diferente", crítico y comprometido. Perteneciente a la orden de los claretianos, portavoz de RedesCristianas, encabezó la manifestación «De mis impuestos al Papa cero-Estado laico» celebrada durante la JMJ en Madrid. Estudió dos carreras universitarias de teología: teología bíblica y ciencias de la religión en Lobaina. Se considera hijo del Concilio Vaticano II, al que define para su generación como:"un chorro de aire limpio que nos influyó, aunque ahora se ha vuelto al restauracionismo y la involución con los papados de Juan Pablo II y Benedicto XVIII".
Alberto: Los curas críticos, ¿sois una minoría?
Evaristo: Sí, muy pocos, pero en España el CVII (Concilio Vaticano II) tuvo una gran acogida, fue una renovación enorme, aunque ahora se ha vuelto al restauracionismo y la involución. Muchas Iglesias se limpiaron de barroquismo y de los montones de Santos que tenían, se puso el altar de cara al pueblo, se hizo la misa en la lengua vernácula...
A. ¿Todos esos cambios fueron fruto del CVII? ¿No llegaron hasta de los '60?
E. Claro, claro a partir de los '60. En España muchos estábamos luchando por el cambio, y luego también tuvimos mucha suerte, por ejempo con Tarancón, un Obispo Conciliar y presidente durante muchos años de la CEE (Conferencia Episcopal Española) que amparó una renovación en España. De hecho el nuestro fue uno de los países donde más visibilidad se dio a la renovación del CVII.
A. España siempre ha sido un país de extremos, es un país algo bipolar, y no sé si ese es su error. ¿Este gusto por los extremos es una particularidad de España o de Europa?
E. Cada uno tiene su idiosincrasia y cada país su psicología, pero es verdad que España ha sido una zona donde tampoco se ha amparado la educación del pueblo. Siempre hemos estado bajo la bota de un militar o la presencia de la Iglesia o de la aristocracia, han sido como los tres pesos que se han impuesto en nuestra sociedad, y el pueblo ha vivido ajeno a todo ese poder. No fue así en la Edad Media, donde se habla de que desde el punto de vista cristiano, pasaba un poco lo que pasa ahora con el 15M, donde en las calles y en las plazas se discutía de todo, de temas teológicos, de la predestinación, de si los indios tenían alma o no...
A. ¡Fantástico!
E. ¡Y ahora está sucediendo otra vez, tú vas por las plazas de España y hay gente que está debatiendo!
A. ¿El papa es necesario para el Cristianismo?
E. Estudiando la evolución de la figura del Papa, basándonos en escritos históricos, teológicos, jurídicos que se han ido escribiendo, hemos llegado a las siguientes conclusiones: La figura del Papa ha tenido un momento de cambio radical hacia el s.XI, a raíz de la reforma Gregoriana. Hasta entonces existían diferentes patriarcados como el de Jerusalem, el de Alejandría, el de Roma. Y cada uno de ellos tenían como una representación moral para el resto de diócesis y obispados que estaban en su territorio. Sin embargo, todos reconocían que el patriarcado de Roma tenía una representación moral, que no jurídica, especial. Si en un momento dado, se daba un conflicto entre la Iglesia Oriental y Occidental, o entre un patriarcado y otro, se necesitaba alguien que pudiera ser oído, no para que decidiera, sino para aconsejar. Y esto fue funcionando durante todo el primer milenio, que es lo que se llama la Iglesia de la Comunión: donde lo fundamental era el pueblo y todos los demás eran servidores del pueblo, esta era la doctrina oficial. Pero a partir de la reforma gregoriana, con Gregorio VII, la figura del Obispo de Roma fue creciendo de tal manera que se fue imponiendo sobre todos los demás hasta llegar al s.XVI, con las luchas contra Lutero y en el s.XIX con el Concilio Vaticano I, donde se definió al Papa como infalible. Es todo un proceder para permitir una reconcentración del Poder en la Curia Romana y en una sola persona, que siendo infalible, ya lo tiene todo resuelto. Por ejemplo, en la JMJ sólo se va a oír su voz, todo lo demás es pura orquestación, un evento de ostentación y de triunfalismo, de exibición y teatralidad. Existen cristianos de base (como Redes Cristianas) que somos cristianos críticos y que no estamos de acuerdo.
A. ¿Hablar de cristianos de base no implica que existen cristianos de élite?
E. No, más bien hay cristianos que son “teledirigidos”. Como te decía hay cristianos críticos que están en los movimientos sociales. Mira, la Iglesia , como cualquier Institución, tiene un centro y una periferia. El centro es donde se apoya el reforzamiento de toda la institución, y en él se articulan todos los soportes de la Institución, de tal manera que si tu quieres crecer en poder, ahí es donde lo encontrarás, ahí es donde está la sacralidad. Está el poder, y luego está todo este extrarradio, la periferia de la Iglesia, el estar en las fronteras. Y esta gente de las fronteras se ha dado cuenta de que esto de la estructura del poder no coincide necesariamente con el mensaje del evangelio, y en segundo lugar, que la misma Institución, si quiere persistir, tiene que estar en contacto con el ritmo de la sociedad en la que vivimos, con la modernidad, con la nueva ciencia, la nueva tecnología y las nuevas formas de pensar. Y este centro se mira tanto al ombligo que es incapaz de ver la sociedad en la que está: multiétnica, multireligiosa, multicultural, una sociedad diversa. Pero ellos siguen catalogando a la sociedad como si todo el mundo fuera creyente y católico, de hecho, lo único que les preocupa son las cifras. Después de la JMJ lo único que les va a interesar es la cantidad de jóvenes que han asistido, porque ahí reside su fuerza. Pero el resto, los críticos que estamos en la periferia, estamos en contacto con todo ese tipo de sociedad plural, de los movimientos laicos, de los aconfesionales, de ateos, librepensadores, de creyentes que no son católicos, de creyentes católicos críticos. Por eso nosotros estamos en una situación realmente muy difícil e incómoda, ese diálogo con este tipo de sociedad es una de las misiones que tendría que tener la Iglesia en su conjunto, pero el centro no lo apoya porque los ven como unos enemigos. Cuando a nosotros nos ven organizar una manifestación ante la involucración entre la religión y la política, entre el trono y el altar, cuando nos ven defendiendo que el Estado es aconfesional, ellos lo interpretan como un ataque a la propia Iglesia, al Papa y a la Cristiandad. Pero sólo defendemos que los bienes públicos no vayan destinados al beneficio de instituciones particulares.
A. Tengo una tesis un tanto esquemática que me gustaría exponerle; si le quitáramos a la cebolla de la realidad política todas sus capas partidistas: ¿El pensamiento de “derechas” se podría entender como una actitud conservadora frente a la vida; como un miedo al porvenir y por ello un agarrarse al pasado en una especie de regresión permanente? Y en cambio, un pensamiento de izquierdas, ¿se podría definir como una actitud más osada, de apertura a las posibilidades y aceptación de la incertidumbre, entendida como una actitud progresista?
E. Yo creo que estás en lo correcto, por lo menos a mi modo de ver. Ser de derechas es anacrónico y antihumano. El ser humano está dentro de un organismo vivo que es la misma Tierra y el Universo, que está en expansión. La misma Tierra está en una evolución constante, y nosotros que somos como la conciencia, la parte de la Tierra que piensa, que ama, que siente, estamos envueltos en este ritmo de cambio, en ese caminar hacia el futuro. Podemos hacerle muchísimo daño con los agentes contaminantes, el efecto invernadero, pero la Tierra seguirá su proceso porque es un organismo vivo. Entonces, el encerrarse en unas ideas, en unas costumbres, en un momento determinado de la historia y decir que el resto de la evolución humana no tiene sentido, eso no es lógico. ¿Por qué han de tener una preeminencia absoluta las aportaciones de la Edad Media? Sin embargo el s.XX no tiene ningún peso especifico dentro de la doctrina y dentro de la espiritualidad del cristianismo. ¿Por qué? Porque el ampararte en algo ya conocido te da seguridad y eso te da poder, y el que domina el pasado tiene poder. El encararte al futuro implica establecer hipótesis. El futuro es que es como un río, donde el agua se va abriendo camino, siempre, no se puede parar. Es imposible parar el cauce de un río, y aquí es igual, es un contrasentido que la derecha retrógrada quiera volver al pasado como si no hubiera existido la modernidad ni la Ilustración, como si no hubiera ocurrido nada. Eso es lo que están intentando estos señores.